jueves, 22 de junio de 2017

Una fecha marcada en el Calendario

Montería en la Aljabara de Spínola

(28 de noviembre de 2015)

Álvaro Martín Cordobés

 Un año más teníamos la oportunidad de montear esta maravillosa finca, gracias a la invitación de nuestra amiga María Spínola.

Que se puede decir de la finca que no se sepa, ubicación ideal ( linda con el Jardín de la Aljabara, la Aljabara de Cárdenas, el Llano de los Morenos y el pantano del Bembézar), cantidad de reses de las que pocas fincas abiertas pueden presumir, lo que hace que todos los años este entre las mejores monterías de España, y un ambiente magnífico.

El sorteo se realizó la noche de antes en la taxidermia JA Gutierrez, en el polígono pedroche y al que por motivos deportivos no pude asistir, por lo que el encargado de sacar el puesto esta vez sería mi padre, cosa que me hacia temblar. La suerte nos deparó el 4 de la armada el Hacha, un cierre con el Bembézar, que aunque sobre el papel no era lo mejor, mi buen amigo Miguel García Mir, decía que no le disgustaba.

Esta vez, al igual que el año anterior, mi padre y yo compartiríamos puesto con 'mi tío' Rafael Borland, por lo que el espectáculo estaba garantizado.


' El espectáculo'
El desayuno fue en una explanada que hay en la carretera de Posadas a Villaviciosa. Tras saludar a los amigos tocaba el plato de migas de rigor , que como acostumbran en este completo día, estaban muy buenas. Nuestro cierre era de los primeros en salir por lo que, con una excelente organización, partimos sin mucha dilación hacia la finca.

Una vez allí, en el camino hacia nuestra armada, ya comenzamos a ver a las primeras reses que se mostraban inquietas ante lo que se le venía encima. Cuando llegamos, bajamos 'trastos' y rápidamente nos pusimos en guardia, ya que ante tal densidad de caza, y en especial de cervuno, y las demás armadas 'entrando en combate', los primeros momentos de la montería se hacían presagiar bastante moviditos.

El puesto era precioso, como la gran mayoría de los que que tiene la finca ( aunque mi predilección siempre será la armada de Calderas), con un testero ajustado en frente con algo de monte bajo pero sin suficiente entidad, otro más largo a la derecha ( 175 m), algo más poblado de encinas y con escaso monte bajo también y por último a la izquierda una vaguada muy apretada de encinas, que como Rafael dijo nada más verlo, y que no se equivocó, daría la cobertura suficiente a las reses como para que se escaparan sin poder ser tiradas. 

Foto del puesto a centro y derecha


Antes de soltar se movieron las primeras ciervas, pero no tuvimos la suerte de que fueran acompañadas de ningún venado. Una vez se soltaron a 'los valientes', que iban a poner patas arriba el monte, comenzó el espectáculo. Escasos minutos después de la suelta, entraron 2 ciervas y un venado por el testero de la derecha, y que con un certero disparo, conseguí abatir.

 

La montería proseguía y los tiros se sucedían, y aunque estábamos en un rincón de la finca, no dejaban de escucharse las detonaciones. Rafael, pendiente de la vaguada de la izquierda, vio una pelota de reses correr por la vereda que tenían, y me avisó de que iba un venado con ellas, pero cruzó, como aquel que se esta jugando la vida, por el viso del testero de enfrente y se fue sin ser tirado.

Cuando empezó a entrar ' la gasusilla ', mi padre sacó el repertorio de ibéricos que traía y Rafael, encargado del vino, descorchó la botella, ahora si, empezaba la montería.

Primer almuerzo

Mientras disfrutábamos del primer almuerzo, Rafael me avisó de que venía un venado con la tranquilidad que le dan las muchísimas monterías y lances que ha disfrutado, yo no sabía muy bien si lo decía enserio o de broma, por lo que me resistí a soltar el pedazo de pan y salchichón que tenía en la mano, sorprendiéndome el venado con una gran arrancada por el testero de enfrente. Tras un primer tiro con todos los aumentos del visor que dio agua, conseguí abatirlo en el segundo.

Sin dar tiempo casi a celebrarlo, por una vereda que teníamos enfrente en nuestro testero más ajustado, apareció de la nada un macareno, y con la sorpresa todavía de la situación, le corté la huida al animal. Se apreciaba que era un navajero pero todos los allí presentes nos dimos cuenta de que venía con sangre en la boca, por lo que debido a la cercanía y el nulo peligro que había, me acerque a comprobarlo, y efectivamente , el cochino venía tocado.


cochino en el testero



El resto de la montería transcurrió tranquilo, en cuanto a lances se refiere, siendo solo alterado por un pequeño venado que entro por el testero de la derecha, que ante la duda de si era venado o vareto y el viso, se fue sin ser ' asustado'. Por lo demás, en la postura, proseguía un almuerzo que se estaba alargando más de lo debido.....

Una vez terminada la montería, recogimos las cosas y nos acercamos a marcar las reses. El cochino lo marcamos con nuestra etiqueta, para reconocerlo en la junta de carnes, por si alguien lo reclamaba. De camino a la casa, en uno de los primeros puestos de nuestra armada, había un montero que había tirado el cochino y que tenía la lengua de este, ya que el tiro le había entrado por la 'quijá ' , por lo que sin discusión alguna, porque no la había, se lo señalamos para que lo vieran en el plantel.






Una vez llegamos a la casa, la sensación era que había sido un éxito la montería, como de costumbre. Ahora era el momento del segundo almuerzo, que en esta montería siempre es exquisito. Para terminar, agradecer a la familia Spínola la invitación y el trato recibido, pues siempre están pendientes de sus invitados; dar la enhorabuena a cinegética los Barrancos por el nuevo resultado cosechado, el cual sin duda volverá a estar entre lo más destacado de el panorama montero español;  por último, a mi padre y 'mi tío' por haber compartido otra jornada más haciendo lo que más nos gusta, cazar. 





Algunos de los grandes cochinos que se abaten en la montería

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL REGALO NAVIDEÑO

UN DÍA INOLVIDABLE En plenas fechas navideñas, mi tío me llamó para que fuéramos a tirar zorzales, algunos se veían, pero íbamos princip...