Montería en la Aljabara de Spínola
(28
de noviembre de 2015)
Álvaro Martín Cordobés
Álvaro Martín Cordobés
Un año más teníamos la
oportunidad de montear esta maravillosa finca, gracias a la invitación
de nuestra amiga María Spínola.
Que
se puede decir de la finca que no se sepa, ubicación ideal ( linda
con el Jardín de la Aljabara, la Aljabara de Cárdenas, el Llano de
los Morenos y el pantano del Bembézar), cantidad de reses de las que
pocas fincas abiertas pueden presumir, lo que hace que todos los años
este entre las mejores monterías de España, y un ambiente
magnífico.
El
sorteo se realizó la noche de antes en la taxidermia JA Gutierrez,
en el polígono pedroche y al que por motivos deportivos no pude
asistir, por lo que el encargado de sacar el puesto esta vez sería
mi padre, cosa que me hacia temblar. La suerte nos deparó el 4 de la
armada el Hacha, un cierre con el Bembézar, que aunque sobre el
papel no era lo mejor, mi buen amigo Miguel García Mir, decía que
no le disgustaba.
Esta
vez, al igual que el año anterior, mi padre y yo compartiríamos
puesto con 'mi tío' Rafael Borland, por lo que el espectáculo
estaba garantizado.
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' El espectáculo' |
El
desayuno fue en una explanada que hay en la carretera de Posadas a
Villaviciosa. Tras saludar a los amigos tocaba el plato de migas de
rigor , que como acostumbran en este completo día, estaban muy
buenas. Nuestro cierre era de los primeros en salir por lo que, con
una excelente organización, partimos sin mucha dilación hacia la
finca.
Una
vez allí, en el camino hacia nuestra armada, ya comenzamos a ver a
las primeras reses que se mostraban inquietas ante lo que se le venía
encima. Cuando llegamos, bajamos 'trastos' y rápidamente nos
pusimos en guardia, ya que ante tal densidad de caza, y en especial
de cervuno, y las demás armadas 'entrando en combate', los primeros
momentos de la montería se hacían presagiar bastante moviditos.
El
puesto era precioso, como la gran mayoría de los que que tiene la
finca ( aunque mi predilección siempre será la armada de Calderas),
con un testero ajustado en frente con algo de monte bajo pero sin
suficiente entidad, otro más largo a la derecha ( 175 m), algo más
poblado de encinas y con escaso monte bajo también y por último a
la izquierda una vaguada muy apretada de encinas, que como Rafael
dijo nada más verlo, y que no se equivocó, daría la cobertura
suficiente a las reses como para que se escaparan sin poder ser
tiradas.
La
montería proseguía y los tiros se sucedían, y aunque estábamos
en un rincón de la finca, no dejaban de escucharse las detonaciones.
Rafael, pendiente de la vaguada de la izquierda, vio una pelota de
reses correr por la vereda que tenían, y me avisó de que iba un
venado con ellas, pero cruzó, como aquel que se esta jugando la
vida, por el viso del testero de enfrente y se fue sin ser tirado.
Cuando
empezó a entrar ' la gasusilla ', mi padre sacó el repertorio de
ibéricos que traía y Rafael, encargado del vino, descorchó la
botella, ahora si, empezaba la montería.
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Primer almuerzo |
Mientras
disfrutábamos del primer almuerzo, Rafael me avisó de que venía un
venado con la tranquilidad que le dan las muchísimas monterías y
lances que ha disfrutado, yo no sabía muy bien si lo decía enserio
o de broma, por lo que me resistí a soltar el pedazo de pan y
salchichón que tenía en la mano, sorprendiéndome el venado con una
gran arrancada por el testero de enfrente. Tras un primer tiro con
todos los aumentos del visor que dio agua, conseguí abatirlo en el
segundo.
Sin
dar tiempo casi a celebrarlo, por una vereda que teníamos enfrente
en nuestro testero más ajustado, apareció de la nada un macareno, y
con la sorpresa todavía de la situación, le corté la huida al
animal. Se apreciaba que era un navajero pero todos los allí
presentes nos dimos cuenta de que venía con sangre en la boca, por
lo que debido a la cercanía y el nulo peligro que había, me acerque
a comprobarlo, y efectivamente , el cochino venía tocado.
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Algunos de los grandes cochinos que se abaten en la montería |

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